por Lic. Iliana P. Márquez – Lic. en Fisioterapia y Kinesiología – M.P. N°3821
Habitualmente escuchamos la frase «el ejercicio es salud», acompañada de un abanico de recomendaciones de cómo movernos según edad, género y contexto.
Moverse es bueno. Más allá de lo estético, o mejor dicho, «a pesar de lo estético», hay que tener en cuenta que el sobrepeso no es impedimento para ejercitar, flexibilizar y elongar nuestro cuerpo.
En un contexto » normal», se aconseja a las personas que trabajan en oficinas hacer ejercicios para fortalecer su postura. Hoy, debido a la situación que atravesamos, se amplía este parámetro, ya que nos vemos obligados a quedarnos en casa, y aunque nos parezca mentira, el hecho simple de salir implica movimientos que no hacemos al estar » encerrados».
Hay personas que llevan un estilo de vida «fitness», que conocen los beneficios del ejercicio, y son quienes van a encontrar la forma de no perder sus rutinas de entrenamiento a pesar del aislamiento. El resto de la gente seguirá en sedentarismo, fiel a sus costumbres, debido a que la cuarentena alimenta aún más la pereza y constituye un factor externo que justifica la quietud.
Y si bien cuesta cambiar hábitos, es posible, de a poco.
Fuimos creados para movernos, y para eso no es requisito indispensable hacer una hora de fuerte entrenamiento. Con pequeños movimientos, que podemos realizar incluso sentados, obtenemos muchos beneficios.
El primer beneficio es fortalecer el buen humor, sentirnos bien, luego focalizar en la disminución del dolor y la fatiga corporal. Este bienestar alimenta más el deseo de movernos.
Rutina para hacer en casa
Empecemos paso a paso, con movimientos simples, tal como se indica en las figuras. Se sugiere realizar de 10 a 12 repeticiones de cada uno y alternar con cada lado.
Es fundamental tener en cuenta cómo se realiza la respiración, ya que si no se hace correctamente, se crea resistencia. Al dedicar de 10 a 30 minutos al día, ejercitando de manera constante, nuestro cuerpo notará mejorías.
Ejercicio N°1: Comienza inhalando desde la posición inicial y exhalando mientras se juntan los brazos. Las manos deben «empujar» la cabeza.
No realizar movimiento activo de bajar la cabeza, ya que no se logra la elongación de la musculatura posterior del cuello y la columna dorsal alta.
Con este ejercicio logramos movilizar toda la columna, realizando una torsión de tronco. Es importante mirar la mano cuando el brazo se eleva, así participan las cervicales en la torsión
Ejercicio N°3: Con el tronco erguido, tomarse un pie, tobillo o rodilla, dependiendo de donde cada persona llegue e inhalar. Al exhalar, estirar la pierna, tratando de llevar la frente hacia la rodilla.
Con este ejercicio además de estirar isquiotibiales y la musculatura posterior del miembro inferior, activamos la columna y trabajamos los abdominales.
Es importante mantener el tronco erguido, lo que se logra extendiendo los brazos hacia el frente.

De esta forma, tonificamos glúteos, fortalecemos columna, brazos y abdominales.

Lo fundamental es la fuerza de voluntad, si logramos el hábito, podremos aumentar el tiempo y la intensidad de los ejercicios, logrando mayores beneficios a largo plazo.
Aprovechemos este tiempo para incorporar prácticas que nos hagan bien y cuando volvamos a la rutina encontraremos el tiempo y el espacio para seguir ejercitándonos.
Y quién sabe, quizás este virus nos lleve a transformar nuestra vida enseñándonos la importancia de elegir lo saludable como premisa .