por Lic. P. Victoria Bognanno – Nutricionista – M.P. N°3839
Estamos rodeados de personas con distintas preferencias y decisiones alimentarias, algunas reflexionadas y voluntarias, otras no tanto. Existen vegetarianos por elección y convicción y existen otros vegetarianos por imposición, porque no tienen la posibilidad de comprar ninguna proteína animal. También existen personas que tienen la posibilidad de pensar cuatro veces al día en que van a comer, lo repito, cuatro veces al día, hay otras que a veces no llegan a una. Existen personas y hasta programas que
promueven la alimentación “sana” haciéndonos creer que lo sano es caro, y existen personas que nos hacen creen que un guiso es lo peor que pueden comer (no saben lo que se pierden). Hay personas que salen a comer y a hay otros que tiene que salir a pedir comida. Y las posturas antagónicas entorno a la alimentación podrían seguir y seguir. Convivimos a diario con estas diferentes circunstancias, las conocemos, las palpamos a nuestro alrededor.
Ahora bien, es el día mundial de la alimentación, así que decimos “¿Por qué no hacemos un logo, una frase que impacte a la sociedad? Capaz que pueda transformar esta realidad macabra en la que vivimos” Ya no sabemos que frase más inventar, que logo, promoción o propaganda podemos armar para que impacte la vida de los que están a nuestro alrededor y así, transformar la cotidianeidad. Somos muy mediocres al pensar que una campaña de algo puede cambiar la situación de las personas ¿No tenemos años de experiencias encima que nos dicen que el camino no es por ahí?
Nadie puede negar que la alimentación es un derecho, en este punto estamos todos de acuerdo, en la teoría. Nos llenamos la boca y los discursos diciendo que defendemos el derecho a la alimentación. Frenemos acá, ahora nos pregunto, ¿Cómo hacemos para defender el derecho a la alimentación? ¿Qué acciones concretas llevamos a cabo para defenderlo? ¿Solo nos acordamos de que la alimentación es un derecho el 16 de octubre? ¿Creemos que es responsabilidad de otro garantizar el derecho a la alimentación? ¿Qué hago yo para defender mi propio derecho y el de mi hermano? Tengo un árbol lleno de mandarinas, ¿lo comparto o intercambio? Tengo un pedacito pequeño de patio, un balcón o solo una pared a la que le da sol ¿Armo una huerta?
Celebremos el día mundial de la alimentación con acciones concretas en beneficio de mi derecho y el de los demás, porque cuando un derecho no es compartido, cuando una olla no tiene para un plato demás, cuando una mano no es extendida en colaboración con el otro, el sabor que queda es amargo. Y lo amargo puede ser venenoso.