Durante el mes de agosto, nuestra provincia sufrió las consecuencias de la catástrofe ambiental provocada por numerosos focos de incendios. Esta situación se repite año a año y repercute gravemente en la salud de los cordobeses.
Si bien se apunta a causas naturales tales como el clima, la sequía o las altas temperaturas como los factores que pueden ocasionar un incendio, se sabe que el 95% de los incendios forestales son intencionales.
Daniel Díaz Romero, del colectivo Sala de Prensa Ambiental, explica que:
«Los incendios forestales en la provincia de Córdoba son uno de los principales problemas socio-ambientales en nuestro territorio. Cuando hablamos de que en Córdoba nos queda de un 3 a un 5% de bosque nativo, estamos hablando de que los incendios forestales contribuyen a disminuir esa superficie».
Más allá del daño medioambiental que generan, los incendios producen consecuencias gravísimas para la salud de la población. Esto puede evidenciarse a partir del desprendimiento de cenizas que ocurre luego de una quema y que se deposita en ríos y arroyos. El residuo llega hasta las plantas potabilizadoras, afectando la calidad y el suministro de agua potable.
Cabe recordar que el artículo 41 de la Constitución Nacional señala, entre otras cosas, que «todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales (…)».
«Un ambiente sano es la base de la salud en la población».