Alex Bäcker, un científico argentino que vive en Estados Unidos, realizó una investigación que revela la influencia positiva de la luz solar para luchar contra el Covid19.
Alex Bäcker es argentino. Tiene un doctorado en Biología de la Universidad de Caltech, donde sirve en la Junta de Ciencia y Tecnología de la Información. También posee títulos del MIT en Biología y Economía, y cofundó QLess, la aplicación de distanciamiento social que elimina las salas de espera abarrotadas y las filas.
En sus informes, el científico afirma que un enfoque válido para poder comprender la epidemia es tomando herramientas de la epidemiología comparativa global: una pandemia ofrece millones de datos sobre dónde va el virus y dónde no, dónde es más mortal y dónde menos. Este tipo de datos tienen un carácter relevante ya que puede dar pistas sobre cómo evitarlo o reducir el riesgo de infectarnos y de cómo combatirlo.
A partir de sus últimas investigaciones, descubrió que el COVID-19 se propaga más lentamente en lugares con más luz solar. Por lo tanto, la cantidad de casos de COVID-19 crece “menos rápido” si el ciclo de incubación se produce en días con más luz solar.
Las estadísticas revelan que esta pandemia se originó en Wuhan durante el mes más oscuro del año en ese lugar, y en el mes de enero más oscuro en más de una década.
El Covid-19 y el sol
El coronavirus-COV-2 es un virus de ARN. Los virus de ARN son monocatenarios. Eso significa que no tienen una copia de seguridad de la información genética que pueda usarse para reparar el daño causado por la radiación ultravioleta. Eso hace que el COVID-19 sea particularmente sensible a los rayos del sol.
De hecho, el virus evolucionó en un murciélago, un animal nocturno, por lo que no fue seleccionado por su resistencia a la luz solar.
La luz solar también estimula la producción de vitamina D, una vitamina aumenta la respuesta inmune y reduce la producción de citoquinas proinflamatorias, algo que también podría explicar algunos de los beneficios de la luz solar, ya que la infección por COVID-19, como el H1N1, da lugar a una tormenta de citoquinas.
Esto no significa que una persona no pueda enfermarse a la luz del sol. La lucha contra el virus es un juego de probabilidades. La propagación de la enfermedad se ralentiza significativamente cuando el sol brilla más fuerte.
En resumen, ésta es una enfermedad de la oscuridad. Y aunque el distanciamiento social salva vidas, es posible que necesitemos aprender a mantenernos separados a distancias seguras pero no encerrados en las sombras sino a la luz del sol.
Fuente: Buena Vibra